
Al principio parecía exagerada la respuesta, pero no lo es tanto si consideramos el documento adjunto en el que la reina Juana, allá por 1517 y desde Madrid, ya reclamaba a los alcaldes de Simancas que arreglasen las calles (empedrando se hacía entonces) aduciendo que por estar la Villa sin empedrar había mucho barro e inmundicias por las plazas y calles, lo cual era causa de enfermedades en la gente además de otros muchos inconvenientes.
Es gratificante leer el texto original, para ver que nuestro vecino tenía razón, y a la vez es triste comprobar que habiendo pasado tantos años, casi 500, el problema siga pendiente y no haya habido un alcalde obediente al mandato de la Reina; y que haya tenido que ser un vecino el que lo consiga negándose a pagar los impuestos. ¡¡ A lo que nos obligan nuestros Alcaldes!!
Fermín.
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