miércoles, 24 de junio de 2009

Personajes de Simancas. Juan Mosquera de Molina.



En la vida de Simancas ha habido hechos y personajes que han influido sobre nuestra Villa. Queremos presentaros a Don Juan Mosquera de Molina que debió nacer en Granada por el 1507. De familia hidalga medró a la sombra de su tío el poderoso Secretario de Carlos I Don Francisco de los Cobos, quién acabó situando al sobrino como Regidor de Valladolid en 1552 donde por tal cargo residía en su calle del Rosario.

En tiempos que su tío era Alcaide del Castillo de Simancas, nombró Teniente del mismo a su sobrino Mosquera (1538), y así, éste entró en conocimiento de Simancas, viviendo entre ambas localidades, pero creándose aquí un buen mayorazgo: la casa y huerta del Miravete, el palacio de los Almirantes, otras casas en la Cuadrilla del Reoyo con cueva y lagar, casa en la huerta de Barrihuelo, casa en el pinar de “El Cantusal”, además de otros terrenos, heredades, juros y rentas. En 1553 cuando lo dejó ya era rico.

A nivel personal Mosquera asistía a misa, incluso tenía oratorio en sus casas, pero sentía aversión por los jesuitas aunque su mujer se confesaba con ellos. Hombre creyente y religioso, convertido ya de los excesos de su juventud (fue acusado de adulterio por Pedro de Durango, vecino de Simancas), el 13.06.1554 le llamó la atención la gran afluencia de gente que iban a ganar el jubileo a San Antonio, regentada por los jesuitas, y dijo que no entraba allí “por no ver a ninguno de los odiosos jesuitas”. Sin embargo pocos días después en camino hacia Simancas coincidió con Francisco de Borja, ex-duque de Gandia y por entonces Comisario general de los jesuitas. Tras la charla de camino, Mosquera acabó ofreciendo a Borja su finca de Miravete para crear en Simancas la primera casa de probación de los jesuitas en España, es decir una Casa-noviciado.

Esta primera oferta se materializó pronto, ya el 28.de ese mes se firmó la cesión de la finca de Miravete a los jesuitas. Ésta finca que era un triángulo (con el vértice en la puerta de Miravete y cuyos lados se dirigían: uno hacia la Atalaya y el otro hacia el camino vecinal a Geria y su tercer lado lo formaban las cuestas bajas de los Torozos), fue el inicio del peregrinaje de los jesuitas por Simancas. La cesión especificaba que a la muerte del matrimonio Mosquera (no tenían hijos), la finca del Miravete pasaba a propiedad de la Compañía; pero de inmediato les cedía una parte de la finca, les construiría habitaciones para los jesuitas con salidas por el zaguán de las caballerizas, y un sinfín de condiciones meticulosas y exigentes.

De estos hechos hay multitud de documentos de la época que darían para una novela. Resumiendo muy brevemente: los jesuitas empezaron en Miravete en 1554, luego pasaron al Palacio del Almirante y vuelta a Miravete; y hartos de Mosquera cuando en 1558 les ofrecieron una finca lisa y libre en El Villar a 3 leguas de Benavente, hartos de las exigencias y condiciones de su benefactor el Comendador Mosquera acabaron abandonando Simancas en 1560.

Mosquera, por su parte y como buen trapacero no debía fiarse mucho de nadie, quería que todo quedase atado y bien atado, y en el ocaso de su vida se encontró a quien le podría abrir las puertas: Francisco de Borja (que todavía no era santo), pero le decía que sí a todo Quiso jugar con ellos y que se plegasen totalmente a sus veleidades en su relación con los jesuitas, topó con Borja, al que luego hicieron santo (no creemos que fuera por aguantar a Mosquera), que le aceptó todas sus veleidades, hasta que en 1558 se anularon todos los acuerdos que hasta ese momento se habían firmado.

Esta es una historia vieja, algún autor dice que en 1891 todavía quedaban restos de la casa-finca de Miravete y del Palacio del Almirante, pero a través de las descripciones de ambas casas parece evidente que se trataba de magnificas mansiones para la época. De la de Miravete se decía que era como un jardín italiano.

Este artículo muy resumido esta extractado de obras de varios autores, y como hay mucho tema en el próximo número os contaremos lo de Colón.
Fermín.

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