lunes, 22 de marzo de 2010

Y va de barreras.

En los últimos tiempos se ha estado dando pasos para llenar Simancas de barreras arquitectónicas que sirven para crear problemas a los vecinos o aislar unos núcleos urbanos de otros. La última ha sido la del acceso al Parque desde Robladillo que señalábamos en una entrada anterior. Pero no es la única, veamos:

El Camino Viejo de Simancas, hoy calle, se ha convertido en una vía de mucho tránsito donde se circula a gran velocidad, con lo que cruzarla es un grave riesgo que afecta a varias actividades:

.- los alumnos del Zumacales II, o viven en El Plantío o sólo pueden acceder en coche.

.- a la rotonda del Camino verde, salvo los de Las Aceñas, no se puede acceder sin jugársela al cruzar la nueva carretera de Puente Duero o la de Entrepinos.

.- los vecinos de las urbanizaciones no tienen ni camino, ni seguridades, para llegar sanos y salvos al casco si no es en coche.

.- cruzar desde el Puente viejo hasta la parada del bus de Entrepinos por la proximidad de las curvas carentes de visibilidad en ambos sentidos.

El resultado de esto es que estamos condenando a los vecinos a no moverse de sus reducidos ámbitos salvo que lo hagan en coche, los paseos poco a poco los estamos eliminando. Si este acceso del Camino Viejo ya es calle y depende del Ayuntamiento, ¿por qué no tiene las seguridades de semáforos, respetables pasos de cebra, guardias tumbados, limitaciones de velocidad, etc. que faciliten el tránsito seguro de los vecinos?

Otra barrera es la situada al este, dirección Valladolid. Los accesos a la A-62 desde el puente nuevo han puesto otro límite a la Villa; ya no se puede pasear ni por el camino/carretera de entrada a Simancas, ni por la salida más allá del Cementerio. ¡Ay, aquellos paseos en verano a la sombra de los almendros!

Otra barrera más es la que se está creando en el paseo que va desde la Vaguada hasta la Calzada, cuando se inauguró el arreglo de las riberas del Pisuerga hace un año, las farolas iban sobre el jardín para no estorbar a los viandantes, pero ahora, que están situando las farolas por segunda vez, las están colocando casi en el centro de la acera, con lo que un paseo con cochecitos de niño o silla de discapacitado no podría pasar sin tener que bajarse a la calzada, por donde circulan los coches. Al llegar al túnel de la harinera la acera queda reducida a 40 cm, de ancho con lo que nuevamente hay que bajarse a la calzada. Seguido, al llegar al chiringuito la acera se acaba y vuelta a echarse a la calzada, ahora entre la gran cantidad de coches allí “aparcados”. Y sin unos rebajes adecuados en la acera que faciliten tanto bajar/subir a la calzada.

Nos preguntamos, ¿cuando se hacen las cosas, se piensa para qué se hacen y quién los va a usar? ¿No sería lógico exigir el arreglo del molino o su derribo por peligroso? ¿No sería oportuno ensanchar la acera debajo del molino a costa de estrechar el paso de vehículos?

Fermín.

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