Contacté con 4 empresas diferentes de esas de empleo temporal que me ofrecían administradores; sopesando unos y otros me dejé convencer por la publicidad y escogí a uno de una empresa grande. El elegido me prometió que cuidaría de mis bienes, que cumpliría lo pactado y me pidió que confiara en él.
Durante los primeros años que trabajó para mí, observaba que las cosas que le había encargado y que él me dijo que haría, no acababa de ponerlas en marcha. Cada año me sacaba más dinero y yo me preguntaba que dónde lo estaría metiendo porque no veía el fruto pero si advertía que mis bienes menguaban.
Un día me preguntó que como quería que arreglase el salón de baile (él lo llamó
El caso es que a los cuatro años que le finiquitaba el contrato, me dije “pelillos a la mar” y se lo renové. Muchas veces perdonamos todo por no molestarnos, diciéndonos aquello “mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, y aunque estaba convencido de que no era lógica esa reacción me hice el tonto, me dejé llevar. Pensé por un momento que él no había hecho gran cosa por defender mi hacienda ni por cumplir lo pactado pero lo dejé pasar.
Como digo, en lugar de valorar lo que me costaba y lo que había conseguido, me dejé llevar por la apatía, no me molesté en analizar los resultados fríamente y ¡zas!, le renové el contrato. Esto que me pasó a mí nos ocurre a veces cuando, por ejemplo, vamos a un establecimiento que sabemos que no es limpio, ni amable, ineficaz o caro, ni tienen variedad de productos y que si puede te sisa, pero por rutina, entramos.
¡Craso error el mío y maldita la rutina! Como he dicho le hice nuevo contrato por otros cuatro años y antes de que acabase el primero ya me dí cuenta de mi gravísimo error, porque descubrí que ¡había trasformado el color de mi cuenta!, ¡ahora los números eran rojos! Se había gastado todo lo que le daba y además había empeñado mi casa en el banco, a mí, ¡que siempre había presumido de no tener deudas! Por primera vez en mi vida en lugar de cobrar intereses ¡estaba empeñado para los próximos cuatro años! No, no me preguntó.
Entonces dí una vuelta por mi casa mirando bien a ver que había hecho que justificase tanto gasto y solo encontré un gran teatro real con sus jardines y todo, y unas grandes etiquetas que decían “regalo de otros” (Ver fotos). Pero también dijo que iba a traer a los príncipes, que para eso era real.
Ahora, sigo sin saber que se ha hecho con mi dinero, y endeudado hasta las cejas; tengo que renovarle otra vez el contrato y, ¡¡no sé que hacer!!
Fermín.
3 comentarios:
Pues ese administrador al que contrataste prometió no subir las tasas e impuestos... ¿y que ha hecho? todo lo contrario…
Si no ver esta noticia y la contraria....
Noticia sobre congelación de impuestos
http://www.nortecastilla.es/20090925/valladolid/congelacion-impuestos-2010-20090925.html
Noticia sobre subida impuestos
http://www.nortecastilla.es/20101008/local/valladolid/ayuntamiento-simanas-aprueba-subida-201010080218.html
¿cabe mayor incoherencia y desidia? o ¿es que nos toman por tontos? ¿Qué noticia era o es la buena? Pues la ultima, es decir, que nos han subido todos los impuestos y tasas.
Pues yo le habria resuelto ya el contrato a este mal administrador, que encima me hipoteca el futuro.
Enhorabuena a los responsables del blog ¡más de 20000 visitas!
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